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Mostrando entradas de diciembre, 2012

Deuda Externa y DD.HH. Vs Corrupción

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Desde que España entró en la Euro-zona su economía entro en una fase de corrupción al mas alto nivel con una deuda del 180% de PIB, es decir que de cada $100 que ganan, deben pagar $180, todo por su política Neoliberal, salvaje salvataje bancario y desigualdad social, mientras unos pocos se beneficiaron de esa mostruosa deuda externa, dejaron al pueblo a su suerte, y no contentos con eso ahora sufren de los recortes sociales mas inhumanos del planeta. La desigualdad económica y el endeudamiento involuntario también deberían considerarse al momento de juzgar la equidad en un pais, ergo los Derechos Humanos tambien deberían considerar al ciudadano, el momento en que un gobierno decide endeudarse, es decir hacer responsable a un individuo por la deuda de su país debe ser un acto de aceptación por parte del individuo. ¿Como es posible que el las mas grandes potencias económicas del mundo como en Inglaterra, cada bebé nace debiendo $ 150.000 y ni siquiera se entera? No es mas rico el

Confesiones del fin del mundo!

Muy a mi pesar me he de confesar... y ante todos! Nunca fui obligado a ser de tal o cual religión, a pesar de tener una muy amorosa y valiente madre Católica, nunca me introdujo en sus creencias a la fuerza, ella en su bondad, solo se limitó a explicarme como eran esos rituales de la misa, el catecismo, la eucaristía, etc. Pero dentro de estos, habían dos que me marcaron, uno de ellos me hablaba del amor de un ser divino que había venido hace muchos años para ofrendar su vida por mi, eso me pareció extraño pero muy loable, un noble acto de Amor. El otro fue una explicación extraña acerca de un ser humano que había perdido ésa condición por elección de otros seres humanos llamados Cardenales, es decir que el primero había dejado de se humano para ser divino, infalible, perfecto, embajador de Dios en la tierra; eso ya fue muy difícil de asimilar y para mas asombro, tuve que entender que éste Papa relegaría a miles de sus asistentes, la noble causa de espiar (no expiar)